jueves, 2 de abril de 2009

Piger sum


Estoy piger como el bilbilitano, llueve a cántaros y encima esta tarde tengo dentista que me quitará los puntos de la epicetomía de la semana pasada. Tener tanta bocaza como yo y estar cosido por dentro es una putadita más a añadir.

No cumpláis los 40 a no ser que sea del todo necesario.

Tiene sus ventajas como el hecho de que el cuerpo ya no está por tonterías y te pasa factura de 39 años de excesos y eso te obliga a pasar de 121 a 98 kilos en 13 meses y sigue restando porque la tensión arterial desbocada y el corazón (no poético) te lo piden a gritos desesperados con su taquicardia y arritmia que va del rockabilly a la bossa nova gracias a los benditos betabloqueantes, a los que no conviene imprudentemente mezclar con alcohol como haría el pobre inspector Flint.
Tiene sus ventajas, repito, porque uno se tiene que cuidar al fin.

Leo en el periódico que la demanda de aumentos de pecho ha bajado este año un 40% a causa de la crisis. Qué cosas, seguro que ahora podría pedir un aumento de miembro a mitad de precio pero ¿para qué? si total con los betabloqueantes uno pierde la libido así que como mucho pediría que me instalaran un automatismo alemán (analógico) o japonés (digital) como el irrepetible Sazatornil en Todos a la cárcel de Berlanga para la elevación de esa masa muscular inútil y deslubricada.

Vamos que hay días en que uno se siente como Pier Francesco Orsini y desea perderse en los jardines de Bomarzo con un transistor que viajara en el tiempo y le llevara a escuchar al bueno de Adolfo Castelo (ché con una l) en la Mitre en pleno corralito fusilando a la manga de chorros que nos malgobierna.
Pero pienso: mejor sentirse así que como Michael Douglas en Un día de Furia.

A más ver. El domingo me voy para los madriles y no vuelvo hasta el 14 así que felices pascuas donde las hubiere.